Cuando decidí estudiar fisioterapia no imaginaba lo inmensa que podía llegar a ser esta rama sanitaria. Nunca tuve claro a qué dedicarme en mi vida profesional, sólo sabía que las ciencias de la salud eran las que me llamaban, ya que desde siempre me ha gustado entender al ser humano en su complejidad y saber cómo funcionamos en distintos aspectos. Lo que me atraía de la fisioterapia era el poder ayudar a personas en la recuperación de lesiones y mejorarles la calidad de vida. Durante las prácticas de la carrera tuve la suerte de dar con unos grandes profesionales que tuve como tutores y que me hicieron enamorarme más de esta profesión. Pude estar en contacto con distintas especialidades de la fisioterapia y descubrí que la traumatología era lo que más me gustaba, todo lo relacionado con la recuperación de lesiones tras intervenciones quirúrgicas. Pero finalizando la carrera en 2015 conocí la osteopatía y enseguida supe que quería dedicarme a ello, quizás por mi personalidad y mi manera de ver las cosas, así que continué mi formación en osteopatía a la vez que trabajaba. Unos años duros pero que sin duda han merecido la pena. He conocido a increíbles profesionales y mejores personas durante todo el trayecto y a día de hoy sigo enamorada de la osteopatía. El cuerpo humano es extraordinario e increíblemente complejo, todo está relacionado: sistema musculo-esquelético, el componente visceral, craneal, la salud mental y el factor químico, y frente a una lesión no hay que dejar de lado ninguno de estos componentes.

 

Me considero una persona entregada a mi profesión, siempre queriendo mejorar con el objetivo de poder ayudar a los demás, y en Fisiosport tengo esa oportunidad, ejerciendo y creciendo profesionalmente y personalmente junto a un equipo profesional maravilloso.